Tuve que desprenderme de una casa que entre sus paredes pase junto con mi familia y amigos momentos muy agradable y llenos de cariño. Guardo un recuerdo que no olvidare de vivencias y de fiestas organizadas que llenaron parte de mi vida.
Dejo atrás una parte de mi vida que me hizo madurar y afrontar duros retos.
Comparto un pequeño trozo de lo que sentí en aquellos momentos tras su venta.
Unos ojos enrojecidos por la lluvia de sus lágrimas indican la tristeza de la pérdida.
Una pérdida que era irremediable, que nos indicaba que teníamos que tomar otro rumbo en nuestro camino. Un rumbo individual, personal, maduro, el mismo hecho de la madurez es lo que da miedo. Ese abismo de incertidumbre por él mañana, que si bien sabes que está ahí, no te lo esperas tan pronto.
…Y ha llegado, una parte de mí se queda en ese camino que en otro tiempo recorrimos juntos, estuvimos juntos, disfrutamos juntos. Y que ahora recorreré por mi cuenta.
Siento que el tiempo es lo más preciado que tenemos y que cada segundo de nuestra existencia tengo que vivirla como si fuera el ultimo de mi esencia en esta tierra, pero no es tan fácil ya que el inmenso ruido de nuestros acontecimientos nos arrastra como la corriente de un río hacia su desembocadura.
Mañana será otro día más en mi vida y otro recuerdo más en mi memoria.
María José.
Hay que mirar siempre hacia delante, sin volver la vista atrás.
ResponderEliminarViviendo el hoy construimos nuestro pasado y mirando hacia adelante disfrutamos del presente.
Me alegro mucho por tu publicación, el compartir tus vivencias nos ayuda a todos. Puedes seguir escribiendo. Bss. Cristina